No tengas miedo… soy yo (Spanish)

Nov 6, 2013 2151

Slide11Mira a este viejito.

Él había sido un joven ayudándole a su padre a pescar, cuando Jesús lo llamo y le dijo, “Sigueme.”

Él había caminado con el Maestro durante tres años y medio, durmiendo bajo puentes y bajo las estrellas con él. Se había acurrucado en su pecho mientras que Jesús los había enseñado alrededor del fuego.

La idioma de amor de Juan era el toque.

Y después de que el Maestro se marchó, Juan había empezado a hacer el trabajo que Jesús le había pedido hacer. Ser un pescador de hombres. Ser un pastor de sus ovejas. Siempre con la esperanza de que pronto vería a Jesús otra vez.

Pero ahora Juan era un anciano. Habían pasado muchas, muchas décadas. Él sólo podía mirar hacia atrás en su vida y pensar, y al hacerlo debía también enfrentar sus propias deficiencias, sus propias dudas. Todos nos hacemos preguntas, tenemos dudas en algún momento, igual como aquel otro Juan … Juan el Bautista.

En esta forma, Juan estaba meditando. Sí, es verdad que el cristianismo había crecido, pero Jesús no había vuelto. Ahora él temía que él moriría si ver a aquel quien el tanto amaba, sin ver a Jesús.

Cuando Juan miraba alrededor de él, veía a los creyentes perseguidos por todas partes. Estaban siendo encarcelados y matados, y Jesús aun no aparecía.

Juan se preguntaba, ¿había sido su vida un éxito, o un fracaso? ¿Seria su servicio aceptado por el Maestro? Porque cuando él miraba su propia vida, veía solamente su propria indignidad. ¡Cuantas veces había fallado de cumplir con el ejemplo del amor de Aquel con quien el había caminado por el polvo de Palestina hace tanto tiempo! Ahora él mismo era un preso en la isla penal de Patmos, donde el pensaba que probablemente moriría. Seria este el fin que el Maestro había destinado para el?

¿Realizaría Jesús su promesa? ¿Vería él a Jesús otra vez? ¿Y si lo lograra, cómo lo consideraría Jesús? Después de tantas décadas de arduo trabajo, las dudas sacudían al anciano Juan. Él animaba a los demás a permanecer firmes? ¿Pero podría él agarrarse a la fe?

Y un día tal, Juan sintiendo el peso de todas en estas cosas, podemos seguir la historia en Apocalipsis 1:9:

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. 10 Estando yo en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, 11 que decía: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

¿Qué harías tu si oyeras una voz fuerte así, mientras que estabas distraído con tus pensamientos. Me imagine que darías un salto y girarías par a ver quien te hablaba así:

Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, 13 y en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. 15 Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el estruendo de muchas aguas. 16 En su diestra tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza.

En este momento, Juan se cayó, abatido por temor:

17 Cuando lo vi, caí en sus pies como muerto.

Pero ahora algo resulta que completamente cambia esta historia.

Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último, 18 el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

El toque. Juan reconoció el toque.

El reconocimiento inundo a Juan!

Sabes, que cuando yo hablo con la gente, personas que dicen amar a Jesús, una de las cosas que he oído repetidas veces es el miedo que dicen que sienten por la idea de un día tendrán que enfrentarse con Jesús cara a cara, cuando el venga otra vez.

Jesús te dice. “No tengas miedo…. Que soy yo! Soy el mismo con quien te enamoraste de corazón. Soy todavía el mismo a quien un día confiaste tu vida. No tienes nada por que preocuparte. Soy Primero y el Último. Soy el que tiene las llaves. He redimido todos sus fracasos. He redimido su pasado. Te he dado un futuro. Tu confianza en mí no será en vano.”

Si eres joven, y si eres de mas edad, te encontraras con Jesús pronto.

No tengas miedo. Sigue en la fe. Confía en el.

Eliezer Gonzalez

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